sábado, 19 de septiembre de 2009

En día 249... Anonymous dijo

El 90 % de las pérdidas auditivas sensoriales tienen como ori­gen, por una u otra causa, diversas lesiones en el órga­no de Corti,. Este órgano es el transductor o micró­fono biológi­co que trans­forma las variaciones de transmisión sonora en varia­cio­nes de potencial eléc­trico o bioeléctri­co que se trans­mite vía nervio­sa hasta el córtex cerebral. Desde hace pocos años sabemos que este órgano de Corti está formado por unas célu­las sensoriales denominadas células ciliadas. Existen dos ti­pos de estas células: las externas y las internas. Cuando las lesio­nes, por la causa que sean, se concretan en las células ciliadas externas, tene­mos unas pérdidas auditivas entre 70 y 80 dB. Estamos en pre­sen­cia de hipoacusias ligeras, medias y severas. Es la llamada pres­bia­cusia que afecta básicamente a la vejez al perder la fun­ciona­lidad de dichas célu­las ciliadas. Estas células son las responsables de la sinto­niza­ción de frecuen­cias, es decir, nos permiten discri­minar la fre­cuencia. Son de suma importancia para la comprensión del len­gua­je, si éste ha sido adquirido, y nos permiten hacer una labor de ade­cua­ción de la dinámica externa del mundo sonoro que es de 120 dB. Este margen dinámico ha de ser constreñido a la mitad apro­xi­mada­mente, a 60 dB, esa es la dinámica de funciona­miento de las célu­las cilia­das internas, que son las verdaderamen­te auditi­vas. Cuando las células ciliadas internas están lesiona­das, por ejem­plo a causa de ototó­xicos o por el efecto del ruido, aunque seguimos oyendo, el prin­ci­pal pro­blema es que tenemos dificultades de com­prensión o inte­ligi­bilidad. Si las células ciliadas inter­nas, además de las exter­nas, co­mienzan a lesio­nar­se, tenemos pérdi­das que entran en el campo de las sorderas severas, o profundas donde, además, de la pérdida cualita­tiva existe una pérdida cuan­titativa, ése es el principal problema de las sorderas profun­das que tienen las perso­nas, a mi juicio mal llama­das sordos profun­dos.

El límite para la aplica­ción del implante co­clear está en función de cuál sea la extensión de la lesión de las células ciliadas internas, es decir, el implante coclear está indicado cuando las células cilia­das inter­nas, o bien no existen, o existen en tan poca cantidad que no son apro­vecha­bles por esti­mulación direc­ta de la vía natural, por la vía aérea.

Existen diversos equi­pos de especialistas que no están de acuerdo en cuál es el límite fronterizo entre el implan­te o la prótesis conven­cio­nal. El equipo de Nottinghan, por ejem­plo, propugna la indicación de implante coclear a partir de pérdidas de 80 dB. En cambio, otros equipos más con­ser­vadores estiman que para esas pérdidas es más eficaz la estimu­la­ción por vía aérea, y cifran la frontera entre 105 y 110 dB de pérdida cuan­titati­va.

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