sábado, 6 de noviembre de 2010

En día 662... MJ dijo:

Intentaremos contestar a la consulta de JL relativa a la alergia a metales, aportando nuestro punto de vista:

Se debe distinguir entre los efectos tóxicos de ciertos elementos donde se pueden medir diferentes concentraciones de estos elementos en orina, sangre o cabello que presentan efectos tóxicos en toda la población a determinados niveles de concentración que tendrán similares en toda la población. No se trataría entonces de un proceso alérgico como tal, si no de una intoxicación. Esos elementos no se encuentran dentro de los considerados como biocompatibles y por lo tanto no forman parte de los implantes médicos.

Por otro lado, habrá que considerar a aquellos individuos dentro de la población que presentan reacciones de hipersensibilidad de su sistema inmunitario a determinados elementos que, aunque no formen parte de los dispositivos implantables puedan presentarse como trazas de los mismos como resultado de su empleo en los procesos de manufactura. Como pueda ser el caso del Zinc y el acero inoxidable entre otros y para los que suele existir una base genética en la hipersensibilidad a estos elementos.

La regulación que afecta a los sistemas implantables activos es específica para ellos y mucho más exigente que la que afecta a implantes médicos no activos u otros dispositivos, como las prótesis auditivas convencionales, que no están considerados como dispositivos médicos. Así , en el caso de los dispositivos implantables activos se tiene especial cuidado en eliminar toda posible traza de estos metales mediante determinados pasos de limpieza o en combinación con procesos de oxidación/reducción realizados dentro de la cadena de producción.

Adicionalmente, los metales catalogados como biocompatibles, como es el titanio, en su estado puro no presentan ningún tipo de reacción alérgica en humanos, estando esto demostrado por numerosos estudios realizados durante décadas en poblaciones muy diversas y de gran tamaño. Sin embargo estos metales en algunas condiciones, como por ejemplo en la cavidad bucal en presencia continua de saliva y bacterias presentes en esa cavidad, pueden resultar disueltos en concentraciones enormemente reducidas (trazas) pero que dejan iones libres de estos metales que pueden reaccionar con proteínas desencadenando una reacción de hipersensibilidad. Los implantes cocleares, al igual que las prótesis de cadera y otros sistemas similares, no están sometidos a estas condiciones. Adicionalmente, como medida de seguridad, habitualmente los implantes cocleares metálicos presentan sus superficies tratadas con métodos específicos de oxidación/reducción que aseguran que la superficie libre, por ejemplo del titanio, no es reactiva bajo las condiciones que pueden presentarse en el interior del cuerpo humano por lo tanto no pueden disolverse. Estos tratamientos son evidentes ya que la superficie del metal cambia de color con respecto a su color natural.

Por si esto no fuera suficiente, también se dispone de implantes cocleares construidos en cerámica, material completamente no reactivo, que podrían estar disponibles para los hipotéticos casos donde pese a todo lo anterior se pueda presentar un proceso de hipersensibilidad al emplear una prótesis de alto contenido metálico o de silicona.

Por todo ello las alergias a metales no son contraindicaciones para la implantación coclear.

Adicionalmente el equipo implantador puede realizar determinados tests alérgicos a los pacientes que, por algún motivo, hayan presentado o sean susceptibles de presentar un proceso de hipersensibilidad ante un determinado implante coclear y así determinar qué material ha de emplearse en ese raro caso.

Aunque algunas personas hablan en ocasiones de rechazos a los implantes cocleares, hemos de puntualizar ese concepto. No se trata de rechazos propiamente dichos como los que se puedan producir al trasplantar un órgano, donde son otros los mecanismos fisiológicos e inmunes que participan, si no que se trata habitualmente de reacciones a cuerpo extraño producidas por contaminación bacteriana del implante o tejidos circundantes subsecuentes a un proceso infeccioso ya que las bacterias no se detienen en una región confinada donde se produce la infección, si no que pueden desplazarse contaminando tejidos próximos e incluso, en raras ocasiones, llegar hasta un implante contaminándolo, colonizándolo y conduciendo a su fracaso.

Por todo ello, podemos considerar los implantes cocleares como seguros desde el punto de vista inmunológico ante reacciones de hipersensibilidad inmune. No obstante, es aconsejable que si sospecha que presenta una hipersensibilidad a metales lo consulte con su equipo implantador antes de realizar la implantación para que le asesore o su equipo implantador disponga tests específicos si lo considera necesario.

Esperando haber aportado alguna información útil y clarificadora como respuesta a las preguntas formuladas.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana a todos.